Viene
de Parte Tres: Teoría Revolucionaria. En esta Sección
Parte Cuatro: Historia y Situación Actual
Capítulo
IV
NUESTRA
HISTORIA Y LA SITUACIÓN ACTUAL
El MOEC
cumple sus siete años de existencia. Para nosotros
los militantes del Movimiento es un deber revolucionario
investigar las experiencias políticas y militares
que hemos tenido como una organización independiente.
A través del estudio de nuestra historia precisaremos
las causas de nuestros fracasos y desviaciones, nos explicaremos
la razón de ciertas conductas inconsecuentes con
la revolución, determinamos la naturaleza de las
actuales contradicciones internas e iremos despejando la
ruta por recorrer. La historia del MOEC es una parte importante
de la historia de nuestro pueblo en su lucha por la liberación,
quien no parta de este punto para su análisis no
entenderá su desarrollo.
El MOEC
surgió en 1959, después de presentarse los
siguientes hechos:
Las fuerzas campesinas armadas habían sufrido una
estruendosa derrota por parte del imperialismo y de las
oligarquías intermediarias. Esa derrota fue un alto
precio: una mayor concentración de la tierra y una
mayor expropiación de los campesinos, centenares
de miles de campesinos asesinados por la reacción,
grandes emigraciones, del campo hacia la ciudad, abandonando
tierras y bienes en manos de los viejos y los nuevos terratenientes.
La superpoblación de las ciudades por el éxodo
campesino agudizó el desempleo, agravó el
problema de la falta de viviendas, crecieron los tugurios
con sus legiones de millones de vagabundos, de pordioseros,
de niños abandonados, de mujeres arrojadas a la prostitución
y de hombres profesionalizados en el pillaje. El desarrollo
industrial de los centros urbanos no estaba en capacidad
de absorber la mano de obra expulsada por la violencia de
las oligarquías en los campos.
Por otra parte el proceso de las inversiones norteamericanas
en nuestro país continuaba. Su expresión monopolista
desarrollada al máximo interfería la naciente
industria nacional y producía la quiebra de buena
cantidad de esta y de los pequeños comerciantes y
artesanos. La desolación en el campo y la proliferación
del lumpen en las ciudades fueron secuelas de la política
de expropiación y violencia desatada por las clases
dominantes. Finalmente la burguesía y los terratenientes,
asesorados por el imperialismo, pactaron la “paz”
del Frente Nacional, con la que quedaban legalizados el
saqueo y la expropiación violenta de la tierra, el
genocidio y la masacre, el desempleo y la persecución.
Los bandidos de siempre se presentaban como los salvadores
de la Patria y los asesinos eran los abanderados del “entendimiento
y la concordia entre los colombianos”. Y podían
hacerlo porque las masas estaban demasiado golpeadas, sin
dirección, habían sido traicionadas por los
líderes de los partidos tradicionales oligárquicos
y por la camarilla “mamerta” del Partido Comunista.
Y el pueblo ante una paz prometida por la burguesía
desde la “gran prensa”, engañado, la
aceptó sin ninguna alternativa. Cuando se consolidaban
las oligarquías antipatrióticas en el poder
y su política de “entendimiento y concordia
entre los colombianos”, marchaba viento en popa, aparece
el MOEC, de entre quienes estaban en condiciones de entender
la farsa y el engaño al pueblo, de las filas de la
pequeña-burguesía intelectual y del estudiantado.
La aparición del MOEC como organización revolucionaria
independiente significaba un rechazo al Partido Comunista
por su incapacidad como vanguardia de la revolución,
y la proclamación de la lucha armada como forma principal
de lucha para la toma del poder para el pueblo, hecha por
una organización política. Así lo indicaron
los fundadores del MOEC y así sería. Pero
qué duras pruebas esperaban a la joven organización!
El proletariado,
que había sido producto de la industrialización
nacional restringida y controlada por la dominación
imperialista de los Estados Unidos y de las inversiones
norteamericanas en nuestro país, era una clase débil
numérica y políticamente (y lo es hoy), imbuída
por la ideología burguesa y sometida por la oligarquía
a través de sus partidos políticos. Las grandes
centrales obreras las fundaron y las controlan el clero
y la burguesía. Por lo tanto el movimiento obrero
en Colombia ha sido débil, reformista, carente de
conciencia sobre su papel histórico. Jorge Eliécer
Gaitán había defendido los intereses de los
obreros, pero como integrante de una fracción progresista
del partido liberal-oligárquico; desde el parlamento
desenmascaró a los explotadores nacionales y extranjeros,
despertó una conciencia popular, pero Gaitán
no organizó a las masas ni entendió la importancia
de la clase obrera como vanguardia de la lucha antiimperialista.
A la burguesía le quedó muy fácil,
después del asesinato de Gaitán, en Abril
de 1948, ahogar las protestas del pueblo: no había
reacción, la clase obrera no estaba en condiciones
de darla.
Cual fue
en estos años la labor del Partido Comunista de Colombia,
que se autodenomina el partido de los obreros de Colombia?
Fue una línea de traición. El Partido Comunista
se le enfrentó a Gaitán y dio apoyo al candidato
de las oligarquías liberales para la Presidencia
de la República en el año 1946. en la época
de la violencia desatada por la clase dominante no orientó
su política a organizar ni dirigir el movimiento
espontáneo de los campesinos en armas. Y cuando la
burguesía, como epílogo de su campaña
de expropiación y muerte, valiéndose de un
lenguaje demagógico y pacifista y tergiversando la
historia reciente de Colombia, llamó a las masas
derrotadas y perseguidas a respaldar a Lleras Camargo y
a la “gran solución” del Frente Nacional,
el partido de Vieira, haciendo eco a los partidos de la
burguesía y convirtiéndose una vez más
en voceros de los explotadores, apoyó el plebiscito
del Primero de Diciembre e invitó al pueblo a apoyarlo.
El Partido
Comunista “mamerto” había fracasado rotundamente
en su política por crear una auténtica conciencia
revolucionaria al proletariado de Colombia, y había
fracasado en la tarea de la construcción de un partido
leninista de Colombia.
El MOEC
surgió de la necesidad de darle una vanguardia auténtica
a la revolución colombiana, en un momento histórico
cuyas características sociales y políticas
eran: en las zonas rurales un campesino derrotado y desposeído
por las hordas armadas de los viejos y nuevos terratenientes
y por el ejército oficial. En las ciudades grandes
un proletariado engañado, sin conciencia de su misión
histórica y un crecimiento considerable de la población
desocupada, debido al éxodo campesino. En el país
una oligarquía dichosa, fortalecida en su poder económico
y político, y repartiendo con los monopolistas yanquis
el botín y la responsabilidad de la defensa y conservación
de los privilegios de explotación. En el exterior
el triunfo resonante de la Revolución Cubana, con
la epopeya de Fidel y del Ejército Rebelde en la
Sierra Maestra, que estimuló en muchos revolucionarios
de la pequeña-burguesía el deseo de repetir
en nuestro país el fulgurante proceso de los combatientes
cubanos. En el campo aún quedaban algunos grupos
armados que aunque no se rindieron ante la amnistía
de Rojas Pinilla, a falta de una orientación revolucionaria,
estaban alejados de todo ideal político y eran más
bandas aisladas de asaltadores y cuatreros que núcleos
guerrilleros organizados.
Todas estas
condiciones irían a determinar el tipo de organización
que sería el Movimiento en sus primeros años.
Su base fundamental desde su fundación sería
la pequeña-burguesía baja, estudiantes honestos
que desde la UNEC y con Antonio Larrota al frente abandonaron
sus carreras para dedicarse a la revolución. El Movimiento
dirigió algunas luchas populares en la ciudad contra
el gobierno de Lleras Camargo, como la de principio del
año 1959, contra el alza de las tarifas del transporte
urbano y que se logró echar atrás. Los principales
centros de las primeras actividades del Movimiento fueron
Bogotá, Cali y Barrancabermeja, en los que la naciente
organización se vinculó a las masas y adquirió
un prestigio enorme que inquietó a la oligarquía
y a su gobierno. El Movimiento era un nuevo y serio peligro
para la clase dominante y había que infiltrarlo y
exterminarlo.
En las
ciudades comenzó a ingresar al Movimiento mucho lumpen
proletariado. Los revolucionarios sin mayor experiencia
veían en esta clase de elementos el arrojo para las
acciones espectaculares e ilegales, y estos, como se debió
prever, veían en revolución un medio para
solventar su situación personal y sacar buen provecho.
En el campo se contactó entre otros campesinos a
antiguos combatientes, a jefes de grupos armados, sin consultar
su trayectoria ni el interés que los movía,
ni los posibles nexos con el enemigo. Debido a que la organización
adquirió renombre y fuerza por su manifiesta beligerancia
y sus planteamientos revolucionarios, empezaron a arribar,
por otra parte, viejos “revolucionarios”, expulsados
algunos del Partido Comunista revisionista, quienes venn
con su título de “marxistas” bajo el
brazo.
Esta diversa
composición de fuerzas heterogéneas dentro
del Movimiento, carentes de una sólida teoría
revolucionaria que hiciese posible la unidad y la coordinación
internas, terminó perfilando tendencias bien marcadas
que comenzaron cada una por su lado a producir hechos de
muy variada índole.
Una tendencia
se caracterizó por su revolucionismo, por su desespero
incontrolable de producir acontecimientos sensacionales
a cualquier precio y fue patrocinadora de actos aventureros
que costaron la vida de compañeros. Dentro de la
organización se le ha señalado a esta tendencia
como extremoizquierdismo, y prevaleció en los primeros
años del Movimiento como corriente determinante y
mayoritaria. La otra tendencia comenzó a fortalecerse
y manifestarse como fuerza de control en la dirección
desde hace tres años y se ha caracterizado por su
espíritu maniobrero y charlatán, por la piratería
de la solidaridad internacional y por sus pocos deseos de
luchar y fortalecer la organización. Esta tendencia
la conocemos como oportunismo de derecha y dentro del Movimiento
sus representantes, como agentes conscientes o inconscientes
del enemigo, fueron protagonistas de los hechos más
aberrantes y antirrevolucionarios de que tengamos noticias.
EL EXTREMOIZQUIERDISMO
El extremoizquierdismo
tiene una base social esencialmente pequeño-burguesa
que ha sido la predominante dentro de la organización.
En el MOEC esta tendencia ha aparecido y se ha fortalecido
por los siguientes factores:
1. Ausencia considerable del elemento proletario y de una
mayor divulgación y comprensión de la ideología
proletaria del Movimiento;
2. Incapacidad
ideológica y política de la dirección
oportunista para orientar el Movimiento en sus tareas organizativas,
educativas y de vinculación a las masas obreras y
campesinas. Aunque algunas veces el oportunista de dirección
no impulse de palabra el extremoizquierdismo, crea un ambiente
propicio para que se manifieste, porque a falta de una justa
orientación política y organizativa, a falta
de un trabajo creciente de educación y vinculación
a las masas, a falta de una coordinación interna
dentro del partido, las fuerzas pequeño-burguesas
se desesperan, se insubordinan y se lanzan a la aventura,
soñando en planes y triunfos fáciles.
3. Influencia
de la Revolución Cubana. Aplicación mecánica
de su forma de organización, de sus métodos
de lucha y de su ejemplo en general a la situación
colombiana. No se emprendió un estudio objetivo de
nuestras condiciones y de los problemas particulares de
nuestra lucha revolucionaria, por lo que no se definieron
los métodos justos y necesariamente diferentes que
se requieren para su solución. En este sentido se
creyó que la revolución colombiana se haría
copiando de los cubanos; que todo los que los revolucionarios
cubanos les tocó hacer para coronar su revolución
de acuerdo con sus condiciones particulares, nos correspondería
hacerlo a los colombianos si queríamos ganar la revolución.
No se estudió la experiencia cubana, como se debe
estudiar la experiencia de todos los pueblos que luchan
contra el imperialismo y de la de los pueblos que ya lo
han vencido, con su criterio crítico, objetivo, para
sistematizar sus enseñanzas y asimilar su ejemplo,
sin caer en necias deducciones dogmáticas, sin creer
que porque allí fue por tal camino en Colombia también
lo será. La experiencia universal nos sirve siempre
y cuando sepmos distinguir las distintas condiciones de
los distintos países y tengamos el cuidado al aplicar
las experiencias de otros pueblos de si se contemplan o
no nuestras características y circunstancias propias.
El extremoizquierdismo
se presentó en el Movimiento a todos los niveles
y su práctica conforma de por sí una característica
de la historia revolucionaria de Colombia de los últimos
años, de él se podría decir que es
un período bien definido. A ese período corresponden
los siguientes hechos y los intentos de crear un frente
armado. Los trabajos de Antonio Larrota, fundador del MOEC
y revolucionario admirable, y su gloriosa muerte en las
montañas del Cauca (Mayo de 1961), a manos de un
bandolero pagado por el gobierno de Lleras Camargo. La integración
de un grupo guerrillero en la región de Urabá
(Antioquia), el que apenas si levantó campamento
para caer masacrado por las tropas enemigas en un asalto
nocturno y al que nuestros compañeros, entre los
que estaba la guerrillera Gleidys Pineda, no pudieron responder
con un solo disparo. En esta ocasión se salvaron
dos miembros de la guerrilla, incluyendo al compañero
Roberto González, Comandante del grupo, quien pareció
más tarde en el Tolima con el compañero Ricardo
Otero en los mismos empeños. El asesinato de Federico
Arango, que de ser del MOEC pertenece a la juventud revolucionaria
de Colombia inmolada en esta época trágica
y de grande experiencia. Los fracasos de Puente Tierra,
Vichada, Bolo Azul, Bolívar, etc, donde perecieron
compañeros y otros cayeron detenidos, son también
parte de los intentos de la corriente extremoizquierdista
del Movimiento por fundar un frente armado. En este período
afloran igualmente las prácticas terroristas en las
ciudades. Se colocaron bombas en las propiedades yanquis,
en los grandes almacenes y negocios en las dependencias
del gobierno. La prensa enemiga resaltó enormemente
estos hechos y señala insistentemente al MOEC como
responsable único del terrorismo, no obstante participar
en él otras organizaciones revolucionarias y extremistas
surgidas por estos tiempos. Muchos compañeros fueron
detenidos y sancionados con sevicia. Otros, desilusionados
porque la revolución “no tomaba forma”,
abandonaron la organización.
Las relaciones
internacionales con partidos comunistas que habían
llegado al poder se iniciaron y consolidaron altamente,
sin embargo las crisis orgánicas más grandes
del Movimiento se presentaron durante este período.
Hubo momentos en los que el Movimiento se reducía
a una docena de compañeros, repartidos en todo el
país, desconectados entre sí y perseguidos.
El extremoizquierdismo no produjo organización leninista,
su pensamiento liberal y su concepción desesperada
de la revolución se lo impedían, y fracasó
rotundamente en su táctica improvisada por crear
un frente armado.
Los compañeros
que integran esta tendencia son por lo general revolucionarios
honestos que se enfrentaron al enemigo con métodos
equivocados. Muchos de ellos murieron como verdaderos héroes
populares. Supieron levantar la bandera de la lucha armada
para la toma del poder para el pueblo en una hora en la
que en las filas de los viejos comunistas se conciliaba
con métodos electoreros y seguidistas. Sus acciones,
su agitación y su decisión de la lucha fueron
bases inmovibles de la nueva armazón revolucionaria.
Su fe en el triunfo final de los desposeídos y sus
sacrificios heroicos hasta la muerte los hacen merecedores
de la admiración y la gratitud eternas del pueblo
colombiano. Muchos compañeros se hicieron al cariño
de las masas y Antonio Larrota, fundador del Movimiento,
adquirió dimensiones de dirigente nacional. Dieron
a conocer con sus acciones estos compañeros al Movimiento
en el interior y exterior del país. Las tesis y los
planteamientos justos de la organización fueron ampliamente
conocidos y la gloriosa sigla pasó las fronteras
nativas y tomó puesto en el concierto de los movimientos
y partidos revolucionarios del mundo.
Iniciaron
estos compañeros relaciones internacionales con partidos
y estados revolucionarios. El MOEC fue reconocido en el
campo socialista mundial como organización antiimperialista
con la que se debía colaborar y hacerle llegar la
solidaridad fraternal del internacionalismo proletario.
Estos contactos con partidos y pueblos liberados especialmente,
marcan el comienzo de una etapa importantísima en
la vida del Movimiento. Mediante la asimilación por
parte de muchos militantes de extracción pequeño-burguesa,
obrera y campesina de las experiencias revolucionarias de
nuestro pueblo y de los pueblos y partidos que han derrotado
al imperialismo y construyen el socialismo, la organización
comenzó poco a poco a crear y perfeccionar una conciencia
proletaria marxista de la que había carecido casi
completamente hasta entonces. La historia del Movimiento
de aquí en adelante es la historia de la lucha del
marxismo-leninismo contra el oportunismo.
PRINCIPALES
ERRORES DEL EXTREMOIZQUIERDISMO EN EL MOVIMIENTO
a) En la
lucha armada el extremoizquierdismo reemplazó a las
masas con acciones audaces de pequeños grupos de
conspiradores, la concepción “izquierdistas”
llevaba a estos compañeros a irse más allá
de las masas, a desconocer el principio marxista de que
son las masas las que pelean y vencen al enemigo y de que
el papel de los dirigentes es pelear junto a las masas,
no sólos, sino al frente de las masas, como su vanguardia
consciente que las guía y orienta en la lucha. De
estas fallas adolecen sus trabajos armados en el campo y
sus actos terroristas de la ciudad.
b) A los
extremoizquierdistas no les interesa mayor cosa los trabajos
organizativos y educativos de la construcción del
partido. Por lo general no ven la necesidad de concentrar
esfuerzos en las tareas del perfeccionamiento y fortalecimiento
del partido, ni se desvelan porque los militantes y ellos
mismos profundicen los conocimientos sobre nuestra realidad
social y política. Debido a esta concepción
liberal del partido los compañeros incumplen las
normas organizativas y violan la disciplina interna qe requiere
el trabajo revolucionario clandestino del partido, y que
solo la puede proporcionar el absoluto acatamiento de la
organización y de sus principios marxistas-leninistas.
Muy fácilmente se les infiltra el enemigo. Casi todos
los fracasos militares que hemos mencionado tienen como
causa más cercana la delación y la traición.
Este criterio liberal sobre la organización se manifiesta
en la afiliación al Movimiento de todo aquel que
se diga revolucionario. No se preocupan por la depuración
ideológica y de clase de la organización,
y siempre que cometieron este error en los trabajos militares,
siempre que vincularon elementos sin probarlos en su posición
de clase, sufrieron reveses irreparables.
c) Los
extremoizquierdistas desconocen la superioridad táctica
relativa del enemigo. De por sí luchar apartados
de las masas es enfrentársele al enemigo en condiciones
infinitamente inferiores. Al comienzo de la lucha armada,
cuando las fuerzas revolucionarias no han logrado aún
consolidar un territorio liberado que sea retaguardia del
Ejército Popular de Liberación, y la guerra
popular está en su estado embrionario de la creación
y consolidación de grupos guerrilleros ágiles
e irregulares, las fuerzas enemigas armadas son superiores
mil veces en número y armamento a nuestras fuerzas.
Esta situación exige una combinación táctica
de las distintas formas de lucha del pueblo a escala nacional.
Si en la ciudad la lucha de los obreros, de los estudiantes,
de la pequeña-burguesía en general no le responde
a la lucha campesina armada, el enemigo cuenta entonces
con mayor iniciativa y podrá cercar con grandes contingentes
al grupo armado del pueblo cuando no hostigarlo permanentemente.
Si por el contrario las huelgas de los obreros se suceden
a menudo y el Movimiento popular de las masas en las ciudades
obligan al enemigo a concentrar tropas en los centros, en
detrimento de su pie de fuerza en el campo, éste,
debido a su debilidad estratégica, tiene que aumentar
el grueso del ejército cada vez más; y esto
solamente lo logra el enemigo mediante el aumento de los
recursos económicos con fines militares y el aislamiento
masivo de la población civil a sus filas armadas,
con notable auge de la represión económica
al pueblo y del cese progresivo de todas las libertades.
En esta correlación de fuerzas el enemigo se va debilitando
y el pueblo va aumentando las suyas, hasta obtener la superioridad
total. Por eso el imperialismo termina desembarcando sus
propios soldados yanquis y demás tropas mercenarias,
ante la incapacidad de sostenerse por si sola la camarilla
gobernante. Por eso la guerra popular es prolongada e invencible.
A escala internacional la debilidad estratégica del
imperialismo frente a los pueblos que explota y luchan por
su liberación está sometida a las mismas leyes
de debilitamiento progresivo del imperialismo y de victoria
final de los pueblos. Pero para sacar ventaja de la debilidad
estratégica del enemigo hay que trabajar enormemente
en los frentes de la lucha política y militar de
las masas, para lograr la superioridad armada. La guerra
de guerrillas es eminentemente una guerra de masas. Los
extremoizquierdistas no entienden esto y por eso caen en
el infantilismo de no alistar en sus filas la fuerza política
de las masas y de despreciar al enemigo militarmente.
d) Supremacía
de lo militar sobre lo político. Para los extremoizquierdistas
el problema militar es muchas veces más importante
que el problema político. Algunos llegan al extremo
de defender abiertamente que un error militar produce más
estragos para la revolución que un error político.
Esta concepción militarista de la revolución
no les permite hacer el estudio de los múltiples
problemas que encierra el proceso revolucionario; ni la
situación del país en general cuenta para
ellos en la planificación de las acciones; ni comprenden
que el enemigo le da una importancia muy grande a la lucha
política y al engaño sistematizado del pueblo.
Lo importante es crear la guerrilla que el resto vendrá
por añadidura: el partido, la colaboración
de la ciudad, el apoyo de los campesinos, etc. Este criterio
militarista termina por colocar al Movimiento como apéndice
de los trabajos militares y del frente armado, a los cuales
el Movimiento debe apoyar en todo, pero no dirigir ni orientar.
En este punto fundamental el extremoizquierdismo se da la
mano con el oportunismo de derecha y como en muchas otras
cosas, se ponen de acuerdo, aunque por diversos caminos,
para liquidar la organización.
Después
de entender el carácter del extremoizquierdismo y
la falsedad de las concepciones que de contrabando introducen
en el movimiento revolucionario los extremoizquierdistas,
podemos concluir que la lucha constante contra esta tendencia
es un imperativo revolucionario inaplazable. Esto no quiere
decir que los compañeros que hayan practicado los
mandatos de esta tendencia o se hayan identificado ideológica
y políticamente con ella alguna vez, sean todos en
definitiva unos contrarrevolucionaros infiltrados dignos
de la peor suerte. No! Debemos recordar siempre al enjuiciar
al extremoizquierdista su espíritu de lucha, su odio
profundo al enemigo explotador, sus sacrificios en bien
de la causa liberadora. Por eso ante todo se impone para
ellos la crítica fraternal, el estudio conjunto y
objetivo de sus errores, para hacerles ver que ellos, a
pesar de querer impulsar la revolución, la entorpecen
con su ánimo desesperado y sus acciones fuera de
planificación, sin posibilidades de éxito.
Al extremoizquierdista hay que aclararle que los trabajos
revolucionarios no se pueden improvisar y que todas las
tareas revolucionarias tienen su importancia y exige también,
como la tarea militar, esfuerzos sin nombre. Que el revolucionario
debe investigar y encontrar los caminos y métodos
científicos para vencer el imperialismo. Que al enemigo
no podemos darle oportunidad que nos derrote a causa de
nuestra ingenuidad e improvisación, porque de estas
derrotas nuestras el enemigo se aprovecha para desmoralizar
al pueblo y “demostrarle que la revolución
es una locura sin pies ni cabeza”. Con los extremoizquierdistas
se debe hacer un trabajo educativo intenso porque en muchos
de estos compañeros hay madera para hacer de ellos
verdaderos cuadros de partido y luchadores populares.
Todas estas
cosas debemos hacer y más para salvar para la revolución
a los compañeros extremoizquierdistas, pero esto
no debe significar que vayamos a conciliar con el más
leve de sus errores, ni que dejemos de rechazar con energía
ejemplar las falsas concepciones del oportunismo de “izquierda”
disfrazadas de revolucionarismo. Ya la experiencia ha demostrado
palmariamente, los cuadros de mayor capacidad política
primero y a la mayoría del Movimiento después,
las grandes equivocaciones de la concepción “izquierdista”
y los duros golpes que hemos recibido por su culpa. Es claro
también que el extremoizquierdismo, debido precisamente
a la experiencia asimilada por la organización, se
debilitó notoriamente, y de fuerza determinante que
fue, pasó a ser hoy brotes aislados de alcance reducido.
Pero el extremoizquierdismo no se acabará de golpe
dentro del Movimiento y por el contrario, si bajamos la
guardia, puede resurgir con el mismo ímpetu de sus
primeros años. No podemos cruzarnos de brazos y dejarlo
de combatir decididamente. Nuestro deber es luchar contra
sus manifestaciones donde se presenten y en la dosis que
se presenten, dentro y fuera de la organización,
máximo cuando últimamente varias agrupaciones
revolucionarias dan síntomas de querer repetir la
trayectoria “izquierdista” del MOEC.
Qué
hacer en el Movimiento con el extremoizquierdista que persiste
en sus prácticas aventureras y no se le nota voluntad
de estudiar ni de comprender sus errores? Cuando un compañero
se mantiene en una posición equivocada, a pesar de
las críticas que se le hacen y de la invitación
fraternal que le formula la organización para estudiar
nuestras experiencias, está demostrando que no le
interesa progresar, que coloca al Movimiento por debajo
de sus caprichos, que no podrá así llegar
a convertirse en un verdadero comunista ni en un compañero
de partido, disciplinado y consciente. El Movimiento no
necesita de esta clase de elementos. En esto tampoco se
puede vacilar, porque se trata de preservar a la organización
de las ideas enemigas que se le cuelan. El oportunista dentro
del Movimiento trabaja por difundir sus falsas creencias,
trabaja por corromper la militancia y su labor se convierte
en germen liquidacionista y antirrevolucionario. En estos
casos extremos el oportunista de “izquierda”
como el de derecha merecen el mismo trato. Y en general
cuando dentro del partido el estudio, la práctica
y la crítica no son suficientes para preservar a
la organización de unos mismo errores, repetidos
permanentemente por ciertos militantes, esta debe recurrir
a otras medidas orgánicas de mayor efectividad.
El estudio
del marxismo, el análisis científico de nuestras
condiciones reales, la elaboración y aplicación
de una línea política acertada y la afiliación
al Movimiento de cuadros obreros revolucionarios, serán
remedios eficaces para sepultar la corriente “izquierdista”
que caracterizó la juventud del Movimiento.
EL OPORTUNISMO
DE DERECHA
De él
nos ocupamos ya en el capítulo de “Fallas de
Dirección” porque consideramos que su influencia
perniciosa la ejerce en la actualidad y la ha ejercido en
el pasado preferentemente en los organismo de control y
dirección general del Movimiento. Ya vimos sus características
más importantes, el desorden organizativo que genera,
su desgano inocultable de luchar por la revolución
y por el Movimiento y su engaño descarado al pueblo
de Colombia y a los pueblos socialistas del mundo. Observemos
ahora los factores mediante los cuales esta tendencia se
ha desarrollado y fortalecido en el Movimiento.
1. Bajo
nivel ideológico y político del Movimiento.
Esta deficiencia de la organización, muy propia de
su corta edad e inexperiencia, daba cabida, sin mayor resistencia,
a todas las prácticas oportunistas y maniobras que
hemos resaltado. Como en su comienzo la militancia de la
organización carecía de una línea política
definida e ignoraba casi por completo lo que es un partido
marxista-leninista (hoy existen cuadros preparados que están
creando esta conciencia en el Movimiento), desconocen los
principios organizativos que rigen al partido, su carácter
de clase, etc, el oportunismo pudo dominar totalmente a
sus anchas al Movimiento en todos los aspectos durante varios
años, especialmente en las relaciones internas y
en las formas de organización. Por eso no había
organismos funcionales ni respeto por los que se constituía.
La vigilancia revolucionaria interna brillaba por su ausencia.
Los comités ejecutivos elegidos no fueron nunca el
resultado de una línea política consecuente
con la realidad de Colombia, previamente estudiaba y discutida
por el Movimiento entero, democráticamente, en sus
congresos y plenos, que eran certámenes improvisados
y de muy baja calidad política. Toda esta anarquía
interna la aprovecharon, como era lógico, los más
astutos y la fomentaron sistemáticamente. El bajo
nivel marxista permitió también dentro de
la organización, por otra parte, las más contradictorias
y originales concepciones sobre los problemas concretos
de la revolución, sobre la lucha armada, el internacionalismo
proletario, las organizaciones de masas, las finanzas, etc.
El oportunismo hizo doctrina de algunas de ellas y las llevó
a la práctica para realizar sus propósitos
mercenarios. El caso de los oportunistas en la dirección
estimulando el extremoizquierdismo en compañeros
de la base es un ejemplo peculiar de este fenómeno.
2. La herencia
recibida de Partido Comunista revisionista. Una de las fuentes
directas del oportunismo dentro del Movimiento estuvo en
los elementos expulsados del Partido Comunista revisionista.
Estos elementos fueron cuadros de dirección en el
Partido “mamerto” que entraron en contradicción
con la camarilla de Vieira en la lucha doméstica
por el control del Partido y de los privilegios de las relaciones
internacionales con el campo socialista. Casi todos de extracción
pequeño-burguesa. Estos elementos estaban acostumbrados
a la maniobra, a la formación de grupitos, a la intriga
interna y todos estos vicios los trajeron a la organización
rápida y fácilmente, porque llegaron de entrada
a la dirección del Movimiento, lograron lo que no
pudieron dentro del Partido, y desde allí su influencia
fue más destructora. Estos elementos corrompieron
a muchos militantes y agravaron a nuestra ya de por si grave
situación organizativa. Los compañeros del
Movimiento se equivocaron respecto de estos elementos al
creer que eran honestos revolucionarios, simplemente porque
habían sido expulsados del Partido de Vieira, olvidando
que este, aunque expulsa a todo comunista que valerosamente
se manifiesta en contra de su línea de traición,
también bota mucha basura, es innegable la creencia
que imperó por ese entonces en varios cuadros de
responsabilidad respecto a estos nuevos aspirantes salidos
del Partido Comunista, y que consistía en que el
Movimiento encontraría en estos elementos militantes
avezados políticamente para orientar la revolución.
El caso es bastante similar al chantaje que hacen los combatientes
de la pasada contienda civil armada sobre su pericia militar.
Los elementos expulsados del Partido Comunista ingresaron
al Movimiento especulando con sus “luchas” contra
el revisionismo y sus vidas al “servicio” del
marxismo-leninismo, y valiéndose de esta careta invadieron
la organización de las prácticas y de las
costumbres burguesas. Este es uno de los factores definidos
mediante el cual se fomentó la corriente oportunista
en el MOEC y fue posible por la existencia real del revisionismo
en las filas de la revolución colombiana.
3. La división
actual del campo socialista mundial y la piratería
de la ayuda internacional. Las divergencias internacionales,
debido a las concesiones hechas por el Partido Comunista
de la URSS y sus amigos al imperialismo, sirvieron a muchos
falsos revolucionarios (y continúan sirviendo) para
ocultar sus verdaderos propósitos oportunistas mediante
la utilización de una jerga antisoviética
y antimamerta. En el Movimiento sucedía a menudo
que la mejor garantía de posición revolucionaria
que podía dar un militante era su palabrería
“antirrevisionista”, sin ningún contenido,
y lo más grave sin el respaldo de una práctica
consecuente. Esto lo descubrieron los oportunistas y lo
aprovecharon para iniciar sus tan conocidas campañas
y giras por el globo entero en busca de la solidaridad internacional
de los partidos hermanos. Los oportunistas que integran
la camarilla de Vieira se entregaron con mayor decisión
al revisionismo, cuando comprendieron, por su parte que
les reportaba redoblado el apoyo de los partidos revisionistas,
y los oportunistas del MOEC fueron, por la suya a los partido
marxistas-leninistas a hablar de sus “largas luchas”
contra el revisionismo. Ya estudiamos el triste final de
la solidaridad proletaria y de los medios mentirosos y fraudulentos
de que se validaron los oportunistas para obtenerla. En
este sentido el revisionismo internacional contemporáneo,
que divide al campo socialista, permite las condiciones
para que se desarrolle el oportunismo en nuestro medio,
cuando no lo fomenta directamente.
La base
social del oportunismo de derecha en el Movimiento, como
la del extremoizquierdismo, es la pequeña-burguesía
resentida. Hemos visto también que muchas de sus
prácticas se confunden con las de este y llegan a
la misma meta. Por qué, entonces, los hemos separado
para sus estudio? Es que acaso el extremoizquierdismo tiene
una causa distinta de la del oportunismo de derecha, o proviene
de una fuente ideológica especial? No, compañeros,
tanto el uno como el otro son posibles por la influencia
ideológica de la burguesía en las filas revolucionarias,
estas es para ambos su unica causa. El capitalismo existe,
por consiguiente la ideología burguesa existe y lucha
por corromper y controlar el pensamiento y el sentimiento
de las masas para poderlas explotar mejor económicamente.
La ideología burguesa, como toda ideología
es un resultado de las relaciones económicas de las
clases, y de su influencia no se escapan las clases explotadas,
a pesar de ser la ideología de la explotación,
ni se escapa el proletariado, que tiene su propia ideología,
el marxismo-leninismo, ni los partidos revolucionarios que
luchan por el triunfo del pueblo y de la ideología
proletaria. El MOEC no podría ser la excepción
de la regla. Tanto el oportunismo de derecha como el extremoizquierdismo
desconocen la realidad, idealizan, trastocan el orden de
las cosas y desconocen las leyes que rigen al mundo y a
la sociedad. Lo que pasa es que el primero tiene como finalidad
política colocarse atrás y detener el proceso
revolucionario; de ahí su carácter reaccionario,
liquidacionista, traidor. El segundo en sus manifestaciones
políticas pretende ir más allá del
proceso revolucionario, adelantarlo, y de ahí su
carácter desesperado, aventurero y liquidacionista.
El uno, el extremoizquierdismo, lucha por la revolución,
aunque con métodos equivocados; el otro no lucha
por la revolución. Estas las diferencias políticas
fundamentales de las desviaciones de las que se deduce la
necesidad de estudiarlas por separado.
Trazar
una línea recta divisora entre el uno y el otro es
incorrecto, porque muchas veces se presentan estrechamente
ligados. Resulta difícil en muchos casos saber donde
termina el extremoizquierdismo y empieza el oportunismo
de derecha y viceversa. Dentro del Movimiento es frecuente
el fenómeno de que el oportunista aproveche las acciones
desesperadas y aventureras del extremoizquierdista para
alcanzar sus propósitos mercenarios. No es raro tampoco
ver la trayectoria indisciplinada y aventurera del extremista
desembocar en las más negras actitudes reaccionarias
y de derecha. Como el “izquierdista” es un revolucionario
sin brújula y sin Norte, muchos de ellos ante las
primeras embestidas del enemigo se acercan a puerto seguro
y apacible a restañar heridas. Entonces cambian su
posición ciento ochenta grados y se convierten en
defensores de los burócratas y malversadores. Con
el mayor descaro y echando a saco roto todas las acusaciones
contra la derecha “vendida y oportunista”, se
alían con ella inopinadamente y por ella luchan,
sin importarles las demostraciones de irresponsabilidad
y de falta de estabilidad política que presentan
con su actitud cambiante. Por eso es necesario hacer un
análisis muy serio y objetivo de la historia del
Movimientoy de los casos concretos en particular, para desentrañar
el significado de cada posición, de cada política,de
cada plan, porque no podrá aceptarse dentro del Movimiento
una conducta indiferente, una actitud de entera calma unionista
y de despreocupación pacífica ante tantos
problemas internos, como implícitamente aconsejan
los conciliacionistas.
Los oportunistas
de derecha durante años responsables de la dirección
nacional del Movimiento, entre ellos hubo contradicciones
por el reparto burocrático y algunas veces se expulsaron
y se desacreditaron entre sí. Sin embargo no se conoce
un solo documento interno, donde se evalúe críticamente
todos estos errores que hoy analizamos en esta reunión.
Pasaron los congresos y plenos, pasaron los mártires
de la revolución, surgieron nuevos acontecimientos
de auge de la lucha de masas de nuestro pueblo y la camarilla
dirigiendo del MOEC, no cumplió jamás con
su deber de indagar las causas por las cuales el Movimiento
se desprestigiaba ante los ojos de los revolucionarios y
ante el pueblo. Siempre atribuyeron que la falta de autoridad
del Movimiento frente a las otras organizaciones para orientar
una política revolucionaria se debía al sectarismo
y a la incapacidad de dichas organizaciones. Pero jamás
se admitió en vía de discusión que
la historia del MOEC, aunque sus militantes muchas veces
no la conozcan ni la organización la haya publicado
oficialmente, es conocida y analizada en amplios e importantes
sectores de avanzada que no perdonan nuestros errores y
que no ven justificables algunos de nuestros fracasos. Oídos
sordos han puesto a las conjeturas que sobre la organización
se hacen en círculos revolucionarios, en los cuales
nuestro prestigio como vanguardia revolucionaria no queda
bien librada. Enorme perjuicio ha reportado para la organización
esta postura de sus dirigentes de no encarar con valentía
el estudio de nuestra historia y reconocer honestamente
nuestros errores. Esta es otra características del
oportunismo en el Movimiento, su incapacidad autocrítica.
Ante todos
estos hechos el deber de los revolucionarios del Movimiento
es emprender la labor importantísima de aclararnos
primero a nosotros mismos nuestro pasado, de tomar las determinaciones
del caso y salvar el MOEC para la revolución; y aclarar
después a todos los revolucionarios, y al pueblo
en general nuestro comportamiento como vanguardia de la
lucha popular, la causa de nuestros errores y las medidas
que se han tomado para no volver a caer en ellos, con la
finalidad de resarcir a la organización su autoridad
política. Es crítica la hora que vivimos y
es muy grande la responsabilidad, pero solo con un examen
riguroso, autocrítico, de nuestras propias conductas
y con una posición enérgica: Combativa y valerosa
contra el oportunismo, lograremos poner las cosas en orden
dentro del Movimiento. Nuestra unidad estará siempre
condicionada al cumplimiento de estas dos tareas.
LAS FUERZAS
MARXISTAS-LENINISTAS EN EL MOEC
El pensamiento
revolucionario había de recorrer en nuestro medio
un largo trecho para llegar a las fuentes seguras de su
máxima expresión científica: el marxismo-leninismo.
El desarrollo ideológico de las masas y clases explotadas
en nuestro país ha sido por demás tortuoso
y difícilmente se abrirá paso a través
de las doctrinas burguesas y de las falsas concepciones
de un revisionismo de más de 30 años. El enemigo
explotador, desde el poder y con los medios de divulgación,
educación y propaganda en sus manos, no ceja en su
intento de deformar la conciencia de nuestro pueblo. Los
líderes políticos de la burguesía,
quienes mejor especularon durante los comienzos del desarrollo
capitalista, engañaron mil veces a las clases obreras
y campesinas con sus consignas liberales y sus postulados
demagógicos. El pueblo pasó por muy duras
y desagradables experiencias, siempre vio sus anhelos ahogados
por la violencia reaccionaria y ha presenciado en innumerables
ocasiones el desconocimiento a la legalidad burguesa por
parte de la misma clase dominante. La agudización
de las contradicciones de clase y la quema de etapas en
una lucha que ha ido desde las huelgas económicas
hasta la lucha armada de los campesinos en las zonas rurales,
definen hoy con mayor claridad un antagonismo ideológico,
cuyos puntos de referencia no son más que la influencia
del pensamiento burgués en las filas del pensamiento
revolucionario. Cada día se polarizan más
las fuerzas de estas dos ideologías, la etapa que
vivimos en el terreno ideológico es la de agudización
de esta lucha por liberar al movimiento revolucionario del
predominio de las falsas concepciones burguesas. La burguesía
reaccionaria y el imperialismo disfrazan su penetración
ideológica y política en los movimientos obreros
y campesinos, con organizaciones y partidos de fachada revolucionaria.
Pero las masas han demostrado su rechazo natural a estos
partidos y organizaciones de la burguesía, porque
ninguno los ha conducido a una lucha segura por su liberación
total. Por otra parte el sentimiento anti-yanqui de nuestro
pueblo, fortalecido con los últimos acontecimientos
de Cuba, Santo Domingo, El Congo, Viet-Nam, donde los yanquis
aparecen de cuerpo entero como lo que son, guerreristas
y enemigos de los pueblos del mundo, indica que los imperialistas
están siendo desenmascarados.
El MOEC
ha sido desde su fundación un movimiento pequeño-burgués
y como tal ha estado saturado de la ideología enemiga.
Pero una práctica revolucionaria consecuente con
sus consignas y creencias y el contacto con las fuerzas
conscientes del proletariado universal, han fortalecido,
por intermedio de una lucha interna trascendental y de grande
importancia histórica, las fuerzas marxistas-leninistas.
Dos causas pues, determinan la aparición y crecimiento
de la ideología marxista en el Movimiento; una, la
práctica revolucionaria consecuente que nos ha dejado
grandes experiencias, mediante las cuales hemos asimilado
las enseñanzas que arroja la lucha de nuestro pueblo,
y haya comprobado palmariamente la falsedad y veracidad
de las distintas teorías. Otra, el contacto de nuestros
cuadros pequeño-burgueses, obreros y campesinos con
la ideología proletaria, a través del estudio
y comprensión de las experiencias y enseñanzas
de los partidos proletarios que ha derrocado al imperialismo
en sus respectivos países y que hoy luchan contra
el revisionismo a escala mundial.
Esta última
causa es a la vez producto de la lucha internacional de
las fuerzas marxistas-leninistas contra el revisionismo.
De ahí la importancia y necesidad que nosotros le
damos a continuar esta lucha, de llevarla y profundizarla
a todos los aspectos ideológicos y políticos,
de popularizarla, de vincularla al movimiento obrero de
todos los países sin excepción, porque de
ella depende hoy en buena medida la victoria de los pueblos
de América Latina, Asia y África y la construcción
y consolidación del socialismo en las repúblicas
donde los obreros han tomado el poder.
Como se
han manifestado las fuerzas marxistas-leninistas en el Movimiento?
Las fuerzas
marxistas-leninistas, aunque no han sido una corriente mayoritaria
ni tuvieron nunca la dirección nacional de la organización,
se han manifestado en varias formas: en lo orgánico
han llevado a la práctica el trabajo de estilo leninista
con resultados satisfactorios; en lo educativo han concentrado
esfuerzos en la preparación de cuadros medios y de
base y trabajan en la actualidad por elevar el nivel ideológico
del Movimiento como objetivo central y en lo ideológico
y político han iniciado la lucha interna contra el
oportunismo y el revisionismo como única alternativa
para imprimirle a la organización un auténtico
carácter de partido proletario para capacitarla en
todo sentido como vanguardia rectora del proceso revolucionario
de Colombia.
Han aparecido
las primeras formas de organización leninista en
algunas regionales del país, como en Antioquia y
Cundinamarca, pero de manera destacada en la primera donde
el regional realiza ejemplarmente una labor organizativa
y construye en esta sección un MOEC fuerte, cohesionado
y disciplinado. En Antioquia empezaron a verse las tareas,
se discuten las orientaciones del regional y se respeta
la crítica y autocrítica. Las relaciones entre
los núcleos de base y el regional se mantienen permanentemente
y son regidas por los principios de la democracia y el centralismo
internos. El regional de Antioquia estudia periódicamente
las experiencias organizativas y va corrigiendo en la marcha
las líneas inconvenientes que la práctica
señala. El alto desarrollo orgánico alcanzado
en el regional les ha permitido a los compañeros
de Antioquia consolidar el Movimiento, a prestigiarlo ante
los sectores progresistas y ante el pueblo y a la vez vincularlo
seriamente a sindicatos obreros. En Antioquia queda demostrado
irrefutablemente los frutos que deja un trabajo revolucionario
planificado de estilo leninista, apoyándose en los
propios esfuerzos y dándole más importancia
al trabajo paciente entre las masas que a la charlatanería
y los planes “maestros” sin sentido. Los brotes
derechistas e “izquierdistas” que surgieron
en algunos períodos fueron superados mediante el
análisis concreto de las experiencias mediante la
critica y autocrítica. Cabe destacar que la dirección
del Movimiento en ninguna ocasión estudió
de manera formal el desarrollo orgánico de Antioquia,
ni a este regional. Por lo regular el regional de Antioquia
estuvo aislado de los ejecutivos y ante los problemas de
mayor envergadura no contó con la orientación
planificada nacional, que no la había, sino que se
vio siempre obligado a echar mano de su propia iniciativa.
Las experiencias de Antioquia deben ser estudiadas por el
Movimiento entero.
Es apreciable
la nueva conciencia que se está formando en el Movimiento
sobre la necesidad de una capacitación ideológica
marxista de la militancia como base de todos los trabajos
políticos y organizativos. Grandes esfuerzos concentran
en la actualidad los compañeros en el estudio y preparación
marxista-leninista, porque ha quedado supremamente claro
que la capacitación ideológica es la premisa
fundamental del partido. Aunque esto parezca apenas obvio
y elemental para muchos compañeros, en el pasado
no fue así. Se le daba mayor importancia a una preparación
militarista y digamos hasta terrorista, que a una capacitación
ideológica y política. El valor de un cuadro
del partido se medía ante todo por el conocimiento
que tuviera en el manejo de algunas armas y de algunos explosivos.
Y en general a este tipo de preparación militarista
se reducían los escasos cursos de estudio en el pasado.
Era la obra del extremoizquierdismo en el aspecto educativo.
La capacitación ideológica del militante se
subestimaba. Hoy existe en sectores mayoritarios de la organización
la creencia definida que la capacitación ideológica
y política es el fundamento de todo este partido.
Un cuadro con conocimientos de armas, pero sin conciencia
política, es nulo. Este ha sido un paso gigantesco
que se ha dado y resultó difícil y costoso
darlo. Esta conciencia no estaría acentuada en el
Movimiento, si la organización no hubiera recorrido
ese duro camino de fracasos organizativos, políticos
y militares.
En cuanto
respecta a la situación interna del Movimiento la
corriente marxista-leninista, empieza a tomar una posición
crítica inmodificable. Frente el desorden orgánico,
frente a las falsas concepciones de los oportunistas, frente
a la falta de líneas políticas de dirección
correctas, cuadros marxistas-leninistas, de disciplina férrea
y auténtica moral proletaria, ha respondido enérgicamente
y han iniciado una lucha interna sin procedentes en los
anales de la organización. Se exige a todos los compañeros,
especialmente a los responsables de la dirección
nacional, el balance objetivo y sincero de nuestro pasado
y la perentoria modificación de los procedimientos
mercenarios y de la irresponsabilidad manifiesta de tolerar
los vicios y criterios contrarrevolucionarios que se han
enquistado en el Movimiento con patrocinio de todos los
ejecutivos. Se exige una autocrítica satisfactoria
de todos los errores cometidos, un análisis científico
de las causas que los han generado y un señalamiento
inmediato de las medidas que se deben tomar para sacar a
la organización del pantano en que se encuentra.
Esta posición revolucionaria de la lucha contra el
oportunismo es la más clara manifestación
de las fuerzas marxistas-leninistas del MOEC. De esta lucha
depende el futuro del MOEC. Esta lucha interna despejará
nuestro panorama político y revolucionario y se llevará
siempre adelante por la conversión del Movimiento
en un verdadero partido de vanguardia. Y esta lucha interna
no se interrumpirá nunca por la conservación
marxista-leninista de nuestro partido, antes y después
del triunfo.
La falla
fundamental de las fuerzas marxistas del Movimiento en la
actualidad, es la carencia de coordinación y cohesión
frente a los complejos problemas que tenemos. La lucha interna
no puede llevarse en esta forma, por lo tanto la tarea principal,
compañeros, es la de lograr una identificación
mayor en la estructuración teórica y orgánica
y en la planificación de los trabajos. Hay claridad
en las fuerzas marxistas-leninistas sobre la lucha interna,
sobre la necesidad de la construcción del partido,
sobre las relaciones internacionales, sobre la base de apoyo
armado, sobre el frente unido, sobre la línea de
masas y las organizaciones de masas, etc, pero es urgente
profundizar más sobre estos problemas, llevar con
mayor empuje a la práctica nuestras concepciones,
vincularnos efectivamente a las masas obreras y campesinas.
Todo esto para lograr la unidad sólida basada en
los principios.
Qué
otras tareas deben encarar las fuerzas marxistas-leninistas?
Las fuerzas marxistas-leninistas deben encarar todas las
tareas de la revolución. Profundizar el pensamiento
proletario, investigar nuestra historia y nuestras condiciones
y luchar decididamente en todos los frentes contra las doctrinas
burguesas. Trazar una orientación teórica
que sea aplicable a las condiciones de Colombia, vincularnos
a las masas obreras y campesinas, crear y fortalecer el
Movimiento (nuestro partido marxistas-leninista), el frente
unido y el frente armado. Desarrollar resueltamente la lucha
interna contra las tendencias oportunistas y darnos una
vida de partido marxista-leninista.
Sigue
Parte Cinco: La Lucha Interna