Saludo
del MOIR en la Fundación de la CTDC
Compañeros
trabajadores:
La central que hoy
ustedes fundan como irresistible polo de
atracción para la clase obrera colombiana,
está llamada a cumplir un rol importante en
nuestro futuro inmediato. Por eso el MOIR le
ha dado su irrestricto apoyo.
Atravesamos
un período histórico en el cual la inversión
de valores parece ser el sello
característico. Quienes pontifican sobre la
revolución reviven con sus actos arbitrarios
los crueles expedientes propios de la época
colonial, y quienes siguen fieles a las
formas civilizadas de la organización social
burguesa pueden aún hacer valiosos aportes a
la grandeza del país. El viejo comunismo
criollo ha trajinado siempre en pro de una
potencia extranjera, cuyas ocupaciones
militares a Estados débiles las viene
reivindicando paladinamente desde hace trece
años, a partir de la invasión de los cubanos
a Angola. Y en los últimos tiempos se ha
mostrado partidario de la voladura de los
bienes productivos, la intimidación en las
relaciones sindicales y el secuestro cual
medio de financiación, aunque con sus
aparatos desarmados aspira a llevar una
existencia placentera bajo la sombra
protectora de las leyes de la república.
Tales vivezas sólo traen desolación y
desencanto. Y el defenderlas, justificarlas
o absolverlas, en nada contribuirá a la
salvación nacional de la que todos hablamos.
Por el contrario, requerimos de la plena
soberanía de Colombia, lo mismo en las
decisiones económicas que en el terreno
político; necesitamos del desarrollo de
nuestra producción en las diferentes ramas y
niveles; nos urge instaurar unas normas
democráticas claras que garanticen derechos
y deberes iguales para ciudadanos y
partidos, y precisamos de un mejoramiento en
las condiciones de vida del pueblo
colombiano, convertido actualmente en carne
de cañón y ganado de urna. Con estas
premisas fundamentales el país entero saldrá
airoso de la encrucijada. Los distintos
sectores ligados al engranaje productivo
resultarán ganando; sin embargo, los más
favorecidos serán los trabajadores, quienes
verían amenazados su porvenir con la pérdida
de la autodeterminación nacional y el
establecimiento del delito como arma de
combate.
A
los fundadores de la nueva confederación los
han inspirado anhelos patrióticos y
democráticos. Que no desmayen en el empeño
hasta transformar esta esperanza en una
realidad tangible para el proletariado
colombiano.
¡Y
díganle a los terroristas que la revolución
no se corona envileciendo al pueblo!
¡Y
señálenle a los burgueses que el bienestar
de los obreros constituye un soporte sólido
del progreso económico!
Movimiento
Obrero Independiente y Revolucionario MOIR
Comité
Ejecutivo Central
Francisco
Mosquera, Secretario General
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Publicado
en El Tiempo el 14 de agosto de 1988.